La DMT provoca trastornos de la percepción con gran rapidez, lo que se llama en argot "Blaze" (una explosión). La mente y el sí mismo parecen desplegarse ante los ojos de los consumidores (esto según la opinión de los consumidores de dimetiltriptamina) y se produce la sensación de "que uno es lo otro". La comunicación emocional es de una intensidad sobrecogedora. La respiración es normal, los latidos firmes, la mente clara y atenta.
Las visiones son de naturaleza colorida y de gran complejidad, es frecuente el encuentro con otros seres que parecen tener conciencia e identidad propia, la sensación de viajar a "otros lugares" y "dimensiones", sentimientos de "extasis y beatitud" y "la fusión con el cosmos y la naturaleza". Todo parece "cargado de un gran simbolismo" y sentido y en general es extremadamente complejo expresar lo vivido con palabras dada su naturaleza. Es frecuente que la experiencia se olvide progresivamente como sucede con los sueños. Las experiencias contadas por los consumidores suelen ser similares, y muchas hablan de atravesar u observar (esto varia también depende de la dosis que se tome) una especie de cristal en el cual orbitan colores y formas fenomenales. Esta experiencia se da en la frase más eufórica y por lo general es lo último que sucede, dura hasta la vuelta a la normalidad.
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